Susana Machín Rodríguez*
La Escuela Insular de Artesanía abrió sus puertas a finales de la década de los 60 del siglo pasado en Villa de Mazo. Pronto tuvo el carácter, la vocación e implantación con la que nación: insular. Desde el momento de su creación, se detectó que la artesanía palmera estaba en fase de desaparición debido, entre otros motivos, a la avanzada edad de muchas de las personas conocedoras de los oficios o el desuso en que cayeron las labores artesanas.
Ante esta situación, la Escuela Insular de Artesanía ha significado durante décadas la recuperación y transmisión de oficios artesanos a nuevas generaciones, la revalorización de los objetos artesanos y la difusión de la artesanía palmera dentro y fuera de la isla.
Por eso me entristece ver la decadencia en la que está sumida la Escuela Insular de Artesanía debido al abandono de la Consejería de Artesanía del Cabildo de La Palma. Si no fuera por el personal de la marca ‘La Palma Artesanía’, de la Empresa Pública Sodepal, la Escuela estaría actualmente cerrada. Personal que hace una gran labor, que además de mantener el punto de venta abierto, organiza cursos de formación para que no se pierdan los oficios, además de tener en plantilla, logro del Grupo Socialista, a una artesana con varios oficios que tiene una dedicación palpable en la enseñanza de la artesanía y en difundir los oficios. Personal que actualmente está ocupando un espacio, porque es personal de la empresa pública y no del Cabildo, sin que la Consejería de Artesanía haya hecho el documento de cesión de los espacios ocupados por la empresa, que se hacía anualmente y desde finales de 2023 no se hace, y no por falta de que el personal lo haya comunicado.
Empezamos por las propias letras de la Escuela, que llevaban meses caídas y que tuvo que contratar y pagar ‘La Palma Artesanía” porque si no, a día de hoy, ni siquiera se podría leer el nombre completo en la fachada del inmueble. Esta gestión no era competencia de la empresa pública Sodepal, porque no está reflejado este gasto en el proyecto, ni está cedido. Era una gestión y gasto de competencia de la Consejería de Artesanía, que no hizo. Pero quizá, lo peor fue la manera en la que el consejero del área se fijó en que las letras estaban caídas, que fue en la ultima entrega de carné de artesano que se hizo fuera de la Escuela, ya que no se gestionó la apertura de esa tarde, cuando al cuadrar la foto no había manera de que se enfocara y le leyera entero el letrero de la fachada.
Tal es el abandono, que personas interesadas en conocerla e informarse sobre las acciones que se están desarrollando, llaman al número de teléfono de la Escuela, número que aún aparece en las redes y páginas en internet y que lleva meses desconectado porque no hay personal que pueda atenderlo.
Desde hace más de un año falta el/la ordenanza en la Escuela, que se solicitaba siempre al servicio de Organización y se renovaba anualmente la movilidad del/la mismo/a. Tampoco se ha cubierto la plaza creada en el mandato anterior de vigilante de museo, con lo cual, actualmente la Escuela Insular de Artesanía está abierta pero no hay nadie que reciba a visitantes, que gestione el reparto de aulas en los cursos, que abra el aula de patrones de bordado para quien quiera consultarlos, que sirva de guía en la Escuela y enseñe el patrimonio artesanal, o que abra el museo interactivo, etc.
El personal adscrito a la marca ‘La Palma Artesanía’ está haciendo unas labores que no le pertenecen ni deben hacer, labores o funciones que son competencia de vigilante de museo o de ordenanza, que sigue sin querer contratar el Cabildo Insular de La Palma, siendo cómplice el consejero de artesanía.
Es tanta la falta de gestión, que al no contar la escuela desde hace más de un año con ordenanza o vigilante, y dada la mala gestión del consejero, la última entrega de carné de artesanos/as se tuvo que hacer a la intemperie, fuera de la Escuela porque estaba cerrada y no se gestionó que se abriera.
Los cursos, actividades, etc., que se han realizado este último año los ha gestionado todos ‘La Palma Artesanía’. Desgraciadamente desde la Consejería se ve que no es primordial mantener la Escuela Insular Artesanía en unas condiciones óptimas, ni apostar por la formación artesanal en este magnífico entorno.
Tememos que la humedad acabe con todo lo que queda en la Escuela, como los patrones de bordado que existen en estas instalaciones de Villa de Mazo y que no se le está haciendo seguimiento; ni de la temperatura de la habitación, ya que llevan rotos meses los dos deshumidificadores que se encargaban de mantener en condiciones óptimas ambientales este bien patrimonial de La Palma.
Es tan poco interés el que despierta la artesanía para el consejero que se han planteado la cesión de algunas piezas que se exhiben en la Escuela al Ayuntamiento, sin siquiera contar con la opinión de los familiares de las personas que impulsaron la artesanía palmera y que fueron fieles fundadoras de la Escuela Insular de Artesanía. Piezas que además fueron premiadas, que se expusieron en diferentes lugares, donde admiraron la gran labor artesana que se desarrollaba en la Escuela y el trabajo que se hizo para que la artesanía llegara a todos los municipios de la isla, siendo una fuente de ingresos para muchas mujeres de la época que se dedicaron a enseñar con sus prodigiosas manos.
Hasta los jardines están sufriendo la decadencia y el maltrato que se le da desde la Consejería de Artesanía, ya que no hay nadie que los cuide. 60 años de vida de una Escuela que ha pasado por distintas etapas, pero que jamás ha vivido el abandono que sufre este último año y medio. El período de mayor dejación, abandono y desidia que se recuerda por parte de un responsable en el Cabildo Insular de La Palma, no solo con estas instalaciones sino con el conjunto del sector.
*Susana Machín Rodríguez
Consejera del Grupo Socialista en el Cabildo Insular de La Palma